Brevísima historia institucional
El Instituto Bibliográfico “Antonio Zinny” es hoy una asociación civil sin fines de lucro. Sus orígenes se remontan al año 1972, cuando el R. P. Guillermo Furlong decidió publicar el Indice Historiográfico Argentino para el año 1970, obra colectiva que requirió la convocatoria de un grupo de colaboradores bajo la advocación del bibliógrafo gibraltarino. A su fallecimiento, algunos de sus discípulos y amigos decidieron gestionar la personería jurídica de lo que había sido hasta entonces una simple asociación, obteniéndola en 1977 por resolución n° 0296 de la Inspección General de Justicia. Ese mismo año el Instituto se constituyó en Programa del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y poco después en Unidad Ejecutora de ese organismo, sumándose a su elenco la figura del eminente historiador don Julio Irazusta en calidad de Presidente Honorario, lo que significó no sólo la continuación y profundización de la obra iniciada por el ilustre jesuita, sino también la incorporación de nuevos y enriquecedores planes de trabajo.
Los objetivos del Instituto quedaron establecidos en el acta de su fundación y en el artículo tercero de sus Estatutos. Estaban concebidos para cubrir un amplio espectro de actividades vinculadas al ámbito del quehacer historiográfico. Concretamente se propuso:
1) La programación, organización y dirección de investigaciones sobre el pasado rioplatense.
2) La capacitación y formación de investigadores, becarios y técnicos.
3) La divulgación, por medio de publicaciones, seminarios, congresos, cursos y conferencias, de los resultados de las investigaciones.
4) El rescate y catalogación de archivos particulares e impresos raros del período 1830-1852.
5) La creación de una biblioteca especializada en obras de referencia.
6) La formación de una Hemeroteca con microfilms y fotocopias de periódicos de la primera mitad del siglo XIX.
7) La formación de un fondo documental procedente de archivos extranjeros para el estudio de las relaciones internacionales de nuestro país.
Para llevar adelante tales objetivos, a los que con el transcurso del tiempo se agregaron otros, el Instituto albergó desde sus orígenes a un calificado número de científicos y docentes universitarios, al tiempo que estableció estrechas relaciones de intercambio y complementación con entidades similares del país y del exterior mediante acuerdos y convenios.
Los más de cuarenta años de actividad ininterrumpida estuvieron jalonados, a veces, por circunstancias adversas, de que se da alguna noticia en otra parte [1]. A pesar de ello, sus miembros nunca dejaron de bregar en favor de su ámbito de trabajo para consagrarse a la investigación de nuestro pasado, tarea que quedó plasmada en numerosas publicaciones con sello propio o de otras instituciones y centenares de actividades de extensión.